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Sexualidad y hormonas en ERC
Durante la enfermedad renal crónica se produce un aumento de productos tóxicos en la sangre, derivados de la imposibilidad del riñón de eliminarlos, que hace que el cuerpo no funcione en condiciones óptimas, algo que afecta también a la salud sexual y reproductiva. Es muy habitual que se produzca un descenso del deseo sexual o libido. Algo que suele ser más frecuente según empeora la función renal.
A peor función renal, mayor impacto sobre aspectos relacionados con la sexualidad.
Respecto al embarazo con enfermedad renal crónica debe ser algo planificado con el equipo médico, ya que existen riesgos asociados a esta situación que hay que tener en cuenta.
Preguntas frecuentes
No me ha bajado la regla, ¿por qué?
Durante la enfermedad renal crónica se produce un aumento de productos tóxicos en la sangre, derivados de la imposibilidad del riñón de eliminarlos, que hace que el cuerpo no funcione en condiciones óptimas. Nuestro cuerpo, busca una forma de adaptarse a la nueva situación, disminuyendo funciones que pueden ser más prescindibles para el día a día. Entre estas funciones más prescindibles, se encuentra la reproducción, ya que, si no es posible mantener una funcionalidad óptima de nuestro propio cuerpo, considera aún más difícil poder mantener una situación de gestación. Por ello, se produce una alteración en la liberación de las hormonas sexuales, las encargadas de que se produzca el ciclo menstrual con normalidad, que se traduce en una alteración en la ovulación, en la aparición de la menstruación (que se vuelve más irregular) y en el caso del varón en la disminución en la cantidad y calidad de los espermatozoides.
A peor función renal, mayor será la repercusión sobre estas hormonas sexuales. Por lo que en estadios precoces de enfermedad renal crónica es más probable que se mantengan ciclos menstruales más regulares. Sin embargo, una vez nos encontramos en situación de diálisis, es muy habitual que, incluso, podamos padecer una menopausia precoz.
¿Tendré entonces ya la menopausia? ¿Cómo influye la enfermedad renal crónica sobre la menopausia?
La enfermedad renal crónica se asocia con menopausia precoz, entendiendo la menopausia como la ausencia de menstruación o regla durante al menos 12 meses consecutivos. Los motivos por los que esto se produce son los expuestos previamente. Debido al ambiente generado por la enfermedad renal crónica se produce una alteración en la liberación de las hormonas sexuales que da lugar a alteraciones en los ciclos menstruales y en último término a una menopausia precoz. Se estima que las pacientes con enfermedad renal crónica tienen la menopausia de media 5 años antes que pacientes sin enfermedad renal crónica.
Dado que, a peor función renal, peor regulación y control sobre la liberación de hormonas sexuales por nuestro cuerpo, es muy frecuente que sea en situación de diálisis cuando finalmente alcancemos el estado de menopausia precoz. Sin embargo, ocurre que hasta un 30% de pacientes que han tenido una menopausia precoz en situación de enfermedad renal crónica avanzada o en diálisis, al recibir un trasplante renal en edad fértil, recuperan los ciclos menstruales y pueden volver a tener reglas de nuevo.
¿Qué métodos anticonceptivos puedo utilizar con enfermedad renal crónica? ¿Existe alguno que no pueda utilizar?
En primer lugar, hay que destacar que, aunque la enfermedad renal crónica conlleva una disminución en la fertilidad, no se anula por completo la posibilidad de embarazo, por lo que es necesario adoptar un método anticonceptivo si no deseamos quedarnos embarazadas.
Los métodos de barrera como el preservativo se pueden usar sin riesgos añadidos. Sin embargo, con los métodos anticonceptivos hormonales, hay que tener precauciones.
Los anticonceptivos basados en progesterona de forma aislada (sin combinar con otras hormonas) son seguros en enfermedad renal crónica independientemente del formato en el que sea usado (pastillas, parches cutáneos o dispositivos intrauterinos, que es el conocido DIU), incluso estando trasplantada. Sin embargo, los métodos anticonceptivos que contienen estrógenos se han asociado en enfermedad renal crónica con aumento del riesgo cardiovascular, es decir, aumento de probabilidad de hipertensión, enfermedad cardiaca… por lo que no son recomendados en general en pacientes con enfermedad renal crónica y aunque pudiera haber excepciones en las que se podría valorar su uso, en general no se recomienda.
¿Puedo quedarme embarazada con enfermedad renal crónica?
Sí, pero debe ser algo planificado previamente con el equipo médico, ya que se trata de un embarazo de alto riesgo por la alta probabilidad de aparición de alguno de los siguientes riesgos: un posible aumento de la progresión de la enfermedad renal (aunque esto depende de las complicaciones que se vivan durante el embarazo, aumento de pérdida de proteínas en orina, brote autoinmune…), aumento de riesgo de desarrollo de hipertensión o peor control de la misma en caso de padecerla previamente y preeclampsia.
En el caso de que el origen de la enfermedad renal sea hipertensión o una enfermedad glomerular, es posible que sea necesario ajustar la medicación, ya que algunos medicamentos no son compatibles con la gestación, pudiendo causar daño sobre el embrión.
¿Cómo afecta la enfermedad renal a mi deseo sexual?
Durante la enfermedad renal crónica es muy habitual que se produzca un descenso del deseo sexual o libido. Suele ser más frecuente según empeora la función renal. A peor función renal, mayor impacto sobre aspectos relacionados con la sexualidad.
Los principales síntomas que describen los pacientes son disminución del deseo sexual, mayor dificultad para alcanzar el orgasmo, dificultad en la lubricación… Según estudios, sugieren la frecuencia con la que se manifiestan estos síntomas una vez alcanzada la necesidad de terapia renal sustitutiva oscila entre el 30-80%, aunque es difícil saberlo con exactitud porque no es un tema que se aborde con frecuencia con los pacientes.
¿Por qué se produce una disminución del deseo sexual en la enfermedad renal crónica?
Los motivos son múltiples. Por un lado, hay una clara razón fisiológica, es decir, física por la cual nuestro cuerpo disminuye la formación de hormonas sexuales, las responsables de encargarse de todo lo relacionado con la reproducción (deseo sexual, ciclos menstruales…) al captar un aumento de tóxicos en el cuerpo, tener anemia… alteraciones en la sangre relacionadas con la enfermedad renal. Es decir, cuando nuestros riñones no funcionan bien, se acumulan productos tóxicos en la sangre y nuestro cuerpo, en respuesta a ello, disminuye algunas funciones que entiende, no van a ser posible de cumplir, como sería, por ejemplo, la reproducción sexual. Tiene sentido que, si padecemos con una enfermedad, el cuerpo se centre en usar la energía de la que dispone en superar la enfermedad y no en reproducirse. A veces también, los propios medicamentos que se usan para el tratamiento de la enfermedad pueden causar alteraciones a nivel sexual.
Por otro lado, más allá de los motivos físicos por los que está disminuido el instinto sexual, también existen motivos psicológicos, completamente razonables y comprensibles, como son el hecho de tener que lidiar psicológicamente con padecer una enfermedad renal crónica. En el caso de estar en diálisis, poder tener un sentimiento negativo hacia nuestro cuerpo por tener un catéter o una fístula… Todos estos factores, aunque no se puedan medir con parámetros objetivos, porque son pensamientos y emociones que tenemos y sentimos, están claramente relacionados con el hecho de tener una enfermedad renal crónica y pueden contribuir en mayor o menor medida a tener un deseo sexual disminuido.
¿Hay que tener alguna precaución especial durante las relaciones sexuales?
Es importante que el acceso vascular o peritoneal se mantenga bien protegido y con la menor manipulación posible. El mayor riesgo sería que se infectara por su manipulación, por lo que sería recomendable protegerlo para evitar o intentar que los dispositivos, en el caso de catéteres, o la fístula, entren en contacto directo con la piel o fluidos de otras personas. Se pueden adoptar medidas similares a las que se adoptan durante la ducha o el baño para evitar la exposición al agua.
¿Tengo que hacer el seguimiento rutinario de revisiones ginecológicas o he de ampliarlas?
Durante los embarazos el seguimiento debe ser llevado por un especialista o ginecólogo especializado en embarazos de alto/muy alto riesgo, por lo que el seguimiento será mucho más estrecho que en poblaciones sin enfermedad renal crónica.
Fuera del contexto de embarazo, las revisiones ginecológicas deben ser como mínimo las recomendadas para la población general sin enfermedad renal. Sin embargo, es posible que, ante la primera consulta de revisión con el ginecólogo, según los resultados obtenidos de las pruebas realizadas, indique un aumento en las revisiones para seguimiento más estrecho. Sobre todo, por las consecuencias de la menopausia precoz sobre el desarrollo de osteoporosis, que según el centro puede ser competencia del ginecólogo, y, en el contexto concreto del trasplante renal, por los riesgos asociados al tratamiento inmunosupresor.
En general, lo recomendable es acudir a una cita con ginecología al momento del diagnóstico de enfermedad renal crónica y que sea nuestro ginecólogo, quien, tras una valoración, nos indique cuál es el mejor seguimiento para nuestra situación particular.
¿Puedo quedarme embarazada estando en tratamiento con diálisis?
Sí, pero es muy infrecuente y debe ser algo planificado previamente con el equipo médico, ya que se trata de un embarazo de muy alto riesgo. La tasa de embarazo estando en diálisis es 100 veces más baja que en población sin enfermedad renal crónica. Es decir, que es poco probable. Sólo entre un 0,5-1,5% de mujeres en diálisis se quedan embarazadas al año. Sin embargo, dado que existe la posibilidad, no se puede considerar estar en diálisis como un método anticonceptivo por sí mismo y, de hecho, esto hay que tenerlo claro porque un embarazo en diálisis o trasplantada conlleva unas consideraciones y riesgos que hacen que no sea algo que deba ocurrir espontáneamente, sino que requiere de una exhaustiva planificación entre los profesionales sanitarios y el paciente.
¿Puedo quedarme embarazada habiendo recibido un trasplante renal?
Sí, pero debe ser algo planificado previamente con el equipo médico, ya que se trata de un embarazo de alto riesgo. La tasa de embarazo estando trasplantada es 10 veces más baja que en población sin enfermedad renal crónica. Sin embargo, es posible y requiere de unos ajustes en la medicación.
No se recomienda llevar a cabo un embarazo durante el primer año tras la recepción de un trasplante renal o tras un episodio de rechazo agudo por el estado de inmunosupresión en el que nos encontramos durante ese periodo. Además, hay otras consideraciones, como medicación que debe ser retirada previamente a llevar a cabo la gestación y riesgos asociados al propio embarazo que deben ser tenidos en cuenta a la hora de planificarlo.
¿Cuáles son los riesgos de quedarse embarazada en diálisis?
Los riesgos del embarazo teniendo enfermedad renal crónica se pueden dividir en los que afectan a la madre y los que pueden afectar al embrión o futuro bebé.
En general los riesgos asociados para la madre son un posible aumento de la progresión de la enfermedad renal (aunque esto depende de las complicaciones que se vivan durante el embarazo, aumento de pérdida de proteínas en orina, brote autoinmune…), aumento de riesgo de desarrollo de hipertensión o peor control de la misma, en caso de padecerla previamente, y preeclampsia.
Los riesgos asociados al embrión o bebé son una alta probabilidad de parto prematuro, de crecimiento intrauterino retardado o pequeño para la edad gestacional, polihidramnios (presencia de mucho líquido amniótico) o lo más grave, aborto o ausencia de posibilidad de finalizar gestación con éxito.
En general, los riesgos asociados al embarazo encontrándonos en diálisis han disminuido a lo largo del tiempo gracias a medidas implantadas en relación con el manejo de la gestación. Actualmente se recomienda para mejorar el éxito del proceso aumentar las sesiones de diálisis durante la gestación a 35 horas semanales, el abordaje multidisciplinar por parte de los médicos y la planificación previa del proceso. Con estas medidas y según estudios disponibles, entre el 2010 y el 2020 fue posible alcanzar una tasa de nacidos vivos en gestantes en diálisis de hasta un 71%, siendo un parto prematuro en el 82% de los casos.
¿Cuáles son los riesgos de quedarse embarazada en trasplante renal?
Los riesgos, encontrándonos en situación de enfermedad renal crónica o trasplante con filtrado glomerular renales por debajo de 60 ml/min hasta 15 ml/min, pueden ser hasta tres veces más frecuentes que en población sin enfermedad renal. En general, dentro de ese rango de funcionalidad renal, se entiende que son siempre más probables de aparecer cuanto peor función renal tengamos (cuánto más nos aproximemos a filtrados por debajo de 15 ml/min). Es por ello muy importante que todo el proceso sea planificado con nuestros médicos que conocen con detalle nuestra situación individual en cuanto a función renal y medicación.
Los riesgos del embarazo teniendo enfermedad renal crónica se pueden dividir en los riesgos que afectan a la madre y los riesgos que pueden afectar al embrión o futuro bebé.
En general los riesgos asociados para la madre son un posible aumento de la progresión de la enfermedad renal (aunque esto depende de las complicaciones que se vivan durante el embarazo, aumento de pérdida de proteínas en orina, brote autoinmune…), aumento de riesgo de desarrollo de hipertensión o peor control de la misma, en caso de padecerla previamente, y preeclampsia.
Los riesgos asociados al embrión o bebé son una alta probabilidad de parto prematuro, de crecimiento intrauterino retardado o pequeño para la edad gestacional, polihidramnios (presencia de mucho líquido amniótico) o lo más grave, aborto o ausencia de posibilidad de finalizar gestación con éxito. Los resultados más graves se suelen presentar con mayor frecuencia en pacientes con una función renal más deteriorada.
¿Podré dar lactancia materna?
Sí es posible la lactancia materna postparto, pero es muy importante realizar un buen ajuste de la medicación habitual para que ésta no interfiera con la lactancia, ya que hay fármacos de uso muy común en la enfermedad renal crónica y el trasplante renal que podrían tener liberación o paso a la leche materna y podrían perjudicar al bebé.
Si me quedo embarazada, ¿mi hijo/a tendrá la enfermedad?
Depende del origen de la enfermedad renal de base que se padezca. Si el origen de la enfermedad renal es genético, podría ser posible que nuestra descendencia tuviera la enfermedad. En estos casos, es importante hablar con nuestro médico previamente para saber si existe riesgo, en nuestra situación individual, de transmitir la enfermedad a nuestros hijos o no. Otro factor que podría contribuir, sin padecer de base una enfermedad renal genética, a que nuestro hijo o hija tuviera alguna enfermedad renal es el hecho de nacer prematuro, ya que se ha comprobado que ser prematuro es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedad renal crónica en la edad adulta tardía.