El proceso para acceder a un trasplante renal requiere de la coordinación de un equipo multidisciplinar imprescindible, integrado por un coordinador de trasplantes, urólogos, nefrólogos y personal de enfermería especializado. Sería óptimo poder contar en el equipo con trabajador social, psicólogo y nutricionista. Los pasos serían los siguientes:

• Evaluación médica y entrada en lista de espera: el paciente con enfermedad renal crónica se somete a una evaluación clínica exhaustiva para determinar su idoneidad para el trasplante. Esto incluye pruebas médicas imprescindibles, y una evaluación psicológica y social, cuando el caso lo requiere. Si se considera adecuado por sus características clínicas, el paciente es incluido en la lista de espera para recibir un riñón compatible. Es importante reseñar que la lista de espera no es una lista en la que se recibe un riñón por “orden de lista”. Este nombre lleva a confusión a muchos pacientes. Esa lista solo recoge los pacientes que en ese momento son clínicamente adecuados para recibir un trasplante renal.
• Donación: puede realizarse una donación en vida, o bien ser donante de órganos una vez se ha fallecido. Cuando existe un riñón disponible por donación, el nefrólogo responsable del programa de trasplante en ese hospital evalúa quien es el receptor más adecuado de la lista de espera para ese trasplante en ese momento, atiendo a criterios clínicos e inmunológicos.
• Cirugía de trasplante: una vez se obtiene el órgano donado, se lleva a cabo la cirugía de trasplante renal. El receptor recibe el riñón donado mediante una intervención quirúrgica.
• Postoperatorio y recuperación: después de la cirugía, el receptor permanece bajo cuidados médicos en el hospital para monitorear la función del nuevo riñón y prevenir complicaciones. Se le administra medicación inmunosupresora para evitar el rechazo del órgano trasplantado. Durante esta fase, se realizan pruebas médicas regulares para evaluar la función renal y ajustar la medicación según sea necesario.
• Seguimiento a largo plazo: tras el alta hospitalaria, el receptor continúa con un seguimiento médico a largo plazo, con visitas regulares en la consulta especializada en trasplante renal para monitorear la función del riñón trasplantado, controlar la medicación y detectar posibles complicaciones. La adherencia a la medicación y el seguimiento médico son fundamentales para el éxito a largo plazo del trasplante.